martes, 22 de enero de 2008



El e-learning: ¿moda o tendencia?
El concepto de e-learning es muy amplio y abarca multitud de posibilidades y grados de realización. En todas sus acepciones, el uso de las tecnologías es considerado como un vehículo para la adquisición de conocimientos, aptitudes y competencias, no como un fin en sí mismo.
El término inglés e-learning, “aprendizaje electrónico”, se refiere al aprendizaje apoyado por las tecnologías multimedia e Internet. Poco a poco se va imponiendo la idea de que los proyectos de e-learning no deben depender de los departamentos técnicos, sino de las áreas de formación y personal.
E-learning: eficacia frente a la formación tradicional
Un reciente informe de los servicios de la Comisión Europea afirma que “es criterio generalmente admitido que el uso del e-learning para mejorar la calidad y la accesibilidad de la educación y la formación es una de las claves de la construcción de una sociedad del conocimiento europeo”.
El e-learning no es antagónico a la formación tradicional: los recursos tecnológicos y los métodos didácticos se deben diseñar de acuerdo con las necesidades de los alumnos (estudiantes o empleados). La tendencia más habitual es la de desarrollar acciones formativas mixtas, poniendo el énfasis en la parte presencial o en el e-learning en función de los objetivos y el contexto del aprendizaje: compatibilidad de horarios, localización geográfica, recursos económicos, etc.
Por otra parte, la preparación de materiales con soporte electrónico requiere un mayor esfuerzo de diseño y programación que la enseñanza tradicional, que se apoya más en las dotes personales del formador. En este sentido, se comprende que el e-learning esté asociado a la idea de mejora de la calidad de la formación. Consiste más en una evolución que en una revolución. La clave de la eficacia del e-learning está en la interactividad que se consiga: interactividad del alumno o empleado con los materiales formativos (mediante recursos técnicos para la realización de ejercicios con corrección automática, glosario, navegación,…), con otros compañeros (aprendizaje colaborativo) y con el tutor.
El e-learning facilita el acceso desde cualquier lugar y en cualquier momento, de modo que evita gastos asociados a desplazamientos y estancias, ausencias del trabajo, etc.
Para los alumnos o empleados que reciben la formación, la rentabilidad del e-learning es mayor que el de la enseñanza tradicional en la medida en que: Necesitan compatibilizar la formación con una dedicación laboral exigente. Su motivación y autodisciplina es suficiente para imponerse un horario de dedicación.
El e-learning está especialmente recomendado para la formación de adultos.
Los contenidos de la formación mediante el e-learning son desarrollados por los propios formadores, expertos en su materia, con el apoyo de expertos en diseño instructivo en el ámbito del e-learning. Las técnicas y métodos utilizados en el e-learning exigen un cambio cultural y la formación de los formadores.
Las plataformas de formación son herramientas de software que facilitan la gestión de los contenidos formativos, el seguimiento de los alumnos y la comunicación; pero la calidad de los cursos o acciones formativas depende más de los contenidos y recursos utilizados que de la plataforma en sí.

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